El cortometraje Split Lives (2021), de Joshua Bolchover y John Lin, ganador de la competencia de video arquitectónico Transfer, recupera, a través de los testimonios de sus habitantes, las peculiaridades y los retos de la vida en las casas subterráneas (yaodongs) de la villa Xizhang, cercana a la ciudad de Sanmenxia (provincia de Henan), China.



A modo de contexto, las yaodongs son el resultado de una tradición milenaria en la que las comunidades rurales trabajaban colectivamente para construir las viviendas de cada familia de la comunidad. Esta colaboración activa no sólo facilitaba el proceso de construcción, sino que también fortalecía el tejido social y ayudaba a forjar la identidad de las aldeas.
La escasez de ciertos recursos naturales en la zona, junto con las condiciones climáticas extremas, llevó a los pobladores a innovar en las técnicas de edificación. Utilizando arcilla como material principal y excavando las viviendas bajo tierra, lograron estructuras homogéneas y eficientes. Estas casas cuentan con un patio central, que es la única fuente de luz de la vivienda, y cuyos cuatro lados forman las paredes exteriores. Las habitaciones interiores tienen una planta rectangular y techos arqueados, mientras que la tierra circundante se utilizaba como lotes de cultivo para la familia.
Gracias a la polifonía de voces en el cortometraje, Bolchover y Lin ilustran cómo el proceso de urbanización contemporáneo está transformando rápidamente los modos en los que habitamos los espacios, utilizando como ejemplo los yaodongs de Henan. Impulsadas por la demanda y la economía, las nuevas arquitecturas de vivienda rural siguen un modelo homogenieizador a nivel global, tanto en el diseño como en materiales y funcionalidad. Este modelo está desplazando y destruyendo las formas tradicionales de construcción y de reproducción de la vida en comunidad.
En sus escuetos cinco minutos, escuchamos testimonios como el de Zhang Jian, secretario de la rama Fan de la aldea, quien nos cuenta que la población es de 3, 155 habitantes y cuya industria prinicpal es es el cultivo de manzanas. A su vez, nos informa que, antes de 1998, había un total de 341 casas subterráneas, de las cuales sólo quedan 16 en la actualidad (11 de ellas se conservaron y renovaron gracias a subsidios del gobierno).
También escuchamos a una mujer mayor, quien relata que sus hijos y nietos viven en Sanmenxia , dejando sus tres acres de siembra completamente vacíos, destacando así la transformación en las expectativas de vida de una generación a otra. Otra voz masculina nos ofrece más detalles sobre la estructura de las casas subterráneas, explicando que los cuartos más grandes y profundos se utilizan generalmente como habitaciones, los más superficiales como baños o como almacénes, y que la cocina suele estar en el patio central.
Varias voces más señalan la creciente despoblación del campo, la migración hacia las ciudades y la transformación de las viviendas rurales, que han pasado de la casa-familiar como centro a los apartamentos multifamiliares.
Estos cambios radicales en los modos de habitar, además de representar retos para arquitectos, urbanistas y, principalmente, para las comunidades afectadas, también ofrecen una gran oportunidad para repensar cómo vivimos y nos relacionamos. Esta invitación a cuestionar nuestras formas de vida es, en última instancia, el eje central del cortometraje.
El corto pone en tensión y evidencia la dialéctica entre el pasado y el presente, entre la construcción tradicional y la genérica, que se expande globalmente bajo la bandera de la modernización. Muestra la compleja e imbricada relación entre lo rural y lo urbano, un nexo que define la peculiar fisionomía del paisaje de la China contemporánea.
En 2011, el gobierno Chino declaró a las yaodongs como patrimonio inmaterial, iniciando un plan de conservación que se ha concretado en ayudas económicas para el mantenimiento y remodelación de las viviendas, incluyendo servicios como agua corriente y electricidad. En esta nueva realidad, el turismo emerge como una forma de supervivencia para estas comunidades rurales, y el gobierno local de Henan está haciendo lo posible para incentivarlo.
Sin embargo, los directores proponen varias alternativas al turismo como única vía de integración, enriqueciendo así el discurso simplista que asocia la conservación material de los lugares con la protección de las prácticas sociales que les dieron forma y razón de ser.
Al final de su pieza, sugieren que la arquitectura puede convertirse en una forma de transformar los espacios en lugar de simplemente reinventarlos. Las estrategias de urbanización pueden basarse en la evolución orgánica de los lugares en vez de en su desintegración. La construcción de vivienda puede ser reclamada como un acto colectivo que crea y reproduce comunidad, en lugar de una práctica que debe ser subcontratada. Finalmente, la composición de estos crecientes espacios rurales-urbanos posee, en germen, la posibilidad de ofrecer nuevas maneras de entender la vida y el habitar.
En suma, es una invitación a repensar los modos en los que habitamos y las formas en las que concebimos los conceptos de desarrollo y de modernización.


Referencias
Architecture on the road: https://architectureontheroad.com/dikengyuan-courtyard-cave-houses-china/
Cheng Z. & Yan Y. (2023), «The new mission of abandoned architectural heritage», Academic Journal of Science and Technology, 8(1).
Joshua Bolchover & John Lin, “Split Lives”, TRANSFER Global Architecture Platform, October 2021. Accessed 12 May 2024.
https://www.transfer-arch.com/video-award/split-lives/
Samuels G. & Mailonline T. (24 de enero de 2018), Daily Mail: https://www.dailymail.co.uk/news/peoplesdaily/article-5306289/Drone-footage-shows-Chinas-mysterious-underground-village.html